Un muro de contención robusto permite el desarrollo de un jardín de casi 50 metros de largo, que levita sobre una de las mejores vistas al lago de Valle de Bravo. Es en este contexto, y encontrando el mayor reto en la solución estructural, que una nueva terraza y su piscina dan marco a la mejor situación para disfrutar de este entorno.
Algo que cabe destacar es que, la privilegiada vista que posee el proyecto, se buscó explotar todo el potencial para todos los espacios. Del mismo modo, se puso especial atención a cuidar las vistas, por lo que en la propuesta de paisajimo se generaron transiciones de vegetación para mezclarse con la vegetación propia del entorno inmediato existente y no exista ningún tipo de discusión entre ambos, lo nuevo y lo existente.
Otro ejemplo es el de la alberca, que se propuso desde el principio de tipo “infinito”, pero que además se seleccionó cuidadosamente el material del fondo y del resto de componentes a modo de generar una “profundidad” visual en la alberca que se convierte en un espejo, que a su vez se funde por completo con el lago, con lo que se consiguió de algún modo duplicar y amplificar esa visual.
Si bien el mayor reto al que nos enfrentamos en este proyecto, fue la solución estructural, no podíamos descuidar para nada la estética general del proyecto, por lo que en el interior y el exterior se escogieron materiales específicos y locales para crear calidez y nutrir a los espacios con una atmosfera de armonía en un espacio nuevo, pero que hace una referencia al entorno.